En seducción, uno de los mayores miedos que tienen los hombres es el miedo a ser rechazados por una mujer.
Y es que, evidentemente, si no lo sabemos canalizar, enfrentarnos al rechazo puede ser un golpe mortal para nuestro ego.
Incluso puede inducirnos a pensar que somos incapaces de atraer a la chica que nos gusta y bajarnos el ánimo.
Nos sentimos emocionalmente lastimados y, por si fuera poco, es muy probable que nuestras creencias comiencen a sabotearnos, acentuando aún más nuestro temor.
Así es como empezamos a permitir que la cobardía se apodere de nosotros en momentos clave donde deberíamos de tomar acción, y más tarde nos acostumbremos a desperdiciar valiosas oportunidades.
Pero estoy convencido de que detrás de ese miedo irracional se esconde un tremendo regalo: la experiencia que necesitas para lograr lo que quieres.
De este modo, lejos de ser dramático, el rechazo puede convertirse en tu mejor aliado.
Quizás la solución sea más simple de lo que imaginas.
La clave está en modificar la forma de interpretarlo y lograr que, en lugar de destruirte, te construya.
Si logras percibirlo de esta manera, el rechazo se convertirá en algo positivo y hará inevitable que te fortalezcas emocionalmente.
Para que puedas verlo de esta manera, aquí tienes algunos puntos importantes:
1. No te lo tomes personal
No todas las chicas van a estar siempre receptivas y esperando conocerte.
Quizás el día que tengas la intención de conocer a alguna en particular acabe de terminar con su novio o esté de mal humor o tenga demasiada prisa.
Todos, absolutamente todos, podemos ser rechazados.
El error pudiera estar en dudar de tu valía y cualidades si esa chica no reacciona como quieres y dejar que esto te afecte más de la cuenta.
Hay que entender y aceptar de una buena vez que no todas las chicas van a querer incluirte en sus vidas.
Y eso está excelente porque te dan la oportunidad de aprovechar tu tiempo y compartirlo con personas que verdaderamente te valoren y te aporten como persona.
2. Canjea tu ego por experiencia
Cada vez que te vienes abajo porque esa mujer que tanto te gusta no reacciona como en tus mejores fantasías, permites que tu valía se alimente de factores externos.
Te explico: el ego suele alimentarse de fuera a dentro, depende de lo que nos dicen y de cómo los demás responden a nosotros.
Es por eso que pocas cosas pueden ser tan dañinas y destructivas para tu crecimiento personal.
En los entrenamientos de campo, un ejemplo habitual que me gusta mencionar es visualizar tu ego como ese globo que se hincha cada vez que las personas con las que te relacionas o la chica que te gusta te dan su aprobación.
Pero con la misma rapidez que lo hace, también se desvanece, es ahí cuando nos venimos abajo, decae nuestro ánimo, nos sentimos la víctima y buscamos culpables.
Por eso, es normal que las próximas veces que quieras intentarlo te cueste más, por ese miedo latente de que te vuelvan a ponchar.
No hay camino fácil, el proceso hacia alcanzar la mejor versión de ti está colmado de rechazos y te conviene aceptarlos y adoptar hacia ellos una actitud de aprendizaje, pues éstos van a darte la experiencia que necesitas.
Te ayudarán a saber por qué fallaste, afinarán tu intuición social, tu calibraje, y te dotarán de la experiencia necesaria para hacerle frente a cualquier reto social.
¿Mi consejo? Canjea tu ego por experiencia.
3. Identifica tu área de influencia
Es cierto, gran parte de tu éxito en la seducción depende de ti.
Sobre todo cuando se trata de impactar positivamente y generar la clase de emociones que le atraen a la chica que te gusta.
Ahí cobran mucho peso tu expresión, tu forma de moverte, tus gestos, tu lenguaje corporal, tu forma de tocarla y hasta insinuarle de una manera coqueta y divertida que te gusta.
Todo el tiempo estás comunicando algo, y te conviene que juegue a tu favor y no en tu contra.
Por eso, es de vital importancia identificar tu área de influencia, pues no es más que saber perfectamente qué es lo que depende de ti y trabajar fuertemente en ello.
Esto hará que tus probabilidades de éxito suban como la espuma y te permitan encaminar tus acciones y tu estado de ánimo únicamente en lo que está en tu control. Y, al contrario, saber identificar exactamente lo que no te incumbe, para no permitir que te afecte en lo más mínimo.
Así nunca más volverás a venirte abajo por algo que escapa a tu control.
4. El rechazo es tu maestro
Te aseguro que todas las personas más exitosas socialmente que conozco han sido rechazadas innumerables veces.
Lo que las diferencia del resto, y les ha permitido conseguir el éxito, es adoptar una actitud de aprendizaje tras los rechazos.
Es decir, son capaces de disolver esos sentimientos incómodos y dolorosos, y convertirlos en información de por qué fallaron, para no volver a cometer los mismos errores.
Así es como se triunfa.
No hay píldora mágica, si quieres conseguir algo importante para ti, tienes que pagar el precio.
Y aunque el precio a pagar sea caro, siempre será más barato que someterte a una vida que no te mereces o envenenarte de mediocridad o creerte que eres incapaz de algo y darte por vencido.
Cuando debes darte cuenta que tienes todo en tus manos para intentarlo, cuando muchas veces la solución es voltear a tu alrededor y observar cómo gente con más adversidades y menos recursos que tú están moviendo el culo e intentando mejorar.
Lo único que está ocurriendo cuando experimentas esa clase de dolor emocional tras un rechazo es que tu aprendizaje se está acelerando y te estás fortaleciendo emocionalmente.
Es como ir al gimnasio a trabajar pierna, luego de esa extensa rutina te sientes agotado, cansado y sin fuerza, y probablemente al siguiente día amaneces adolorido y entumido.
Aparentemente, ejercitar ese músculo logró atrofiarte y te sientes débil, pero la realidad es que te hizo más fuerte.
Los rechazos son ese gimnasio emocional, que tarde o temprano te hará más hábil, más fuerte, menos dependiente y muchísimo más experimentado.
¿Lo ves? Es el maestro del cual tienes que aprender.
La próxima vez que te encuentres mal emocionalmente a causa de algo que no ha salido bien, alégrate, porque es clara señal de que lo estás intentando, estás aprendiendo y vas por buen camino.
Quizás tu único inconveniente sea que aún no te han rechazado lo suficiente.
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