¿Alguna vez has sentido excitación, placer, deseo, hacia una persona que hace o tiene algo específico que te parece irresistible?
Bueno pues, si sí, tú también puedes provocar esto y hacer que alguien arda en deseo y ganas de ti.
Tienes un gran poder para provocar la imaginación, las fantasías, la libido y excitar la mente de la persona que quieras.
Que esa persona continúe pensándote, deseándote, impaciente, nerviosa, excitada, emocionada por ti.
Las siguientes no las intentes, haz que se vuelvan un extra natural en tu personalidad.
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1. Sé descriptivo. Y no, ni siquiera tienes que hablar de sexo para serlo.
Ahora estamos hablando de esto pero podríamos hablar de romance o cualquier otra situación común.
Compara esto: Estoy cansado, quiero descansar…, contra estoy muerto, me duele todo, quiero recostarme en mi fresca cama, relajarme, disfrutar, perderme….
Puede que ambas frases sean exactamente lo que tú quieres, pero obviamente, una, deja más claro el cómo.
Acostúmbrate a ser un poco más expresivo, no tanto como el ejemplo pero sí más expresivo.
Tú sabes lo que hay en tu cabeza pero la gente no. ¿Quieres que la gente sepa exactamente qué quieres? Exprésate, describe, comparte lo que piensas.
No importa de qué hables, alguna experiencia loca, algo divertido, una historia, lo que sea.
Haz que lo que invoques en la mente de los demás sea mucho más rico, fuerte y preciso.
Cuando describes enciendes un montón de lucecitas en la mente de las personas, y si algunas de ellas son sexy-dulce-mente sugerentes, qué rico.
Eso es lo que quieres, eso es lo que queremos todos, que nuestra mente esté súper encendida.
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2. Sé protector, inspira protección, o déjate proteger e inspira a ser protegido.
Ambos géneros pueden proteger y ser protegidos, pero hay mucha más afinidad sexual hacia un hombre que inspira seguridad y protección, y más afinidad sexual hacia una mujer que inspirada a ser protegida.
Ahora, tranquilas personas feministas radicales, no creo que un género sea fuerte y otro débil, sólo no podemos ignorar que esto de la protección tiene un valor simbólico súper atractivo.
Es ofrecerle a esa persona las sensaciones que más goza y desea sentir, y si tú y tu pareja van a disfrutarlo, ¿por qué no?
Si sabes que a esa persona la seduce ser protegida, y proteger sí te va, hazla sentirse segura, abrigada, cuidada por ti.
Si notas que a esa persona la seduce proteger, y ser protegido sí te va, hazla sentir y disfrutar que lo hace.
Dime. Esto de la protección mutua… ¿no es importante entre tú y tu pareja?, ¿no es agradable sentir la sensación que más desean?
A veces invertirán los roles, cada uno a su manera, y te apuesto a que tú y tu pareja van a disfrutarlo.
Al final esto tiene un valor simbólico impresionante, y aunque parece que no tiene relación con esos rituales excitantes de placer, sí la tiene, absolutamente.
El cómo te sientes, el cómo haces sentir a tu pareja, el cómo la miras, el cómo le hablas…
Muchos detalles simbólicos son claves para compartir una fuerte sensación de placer e intimidad juntos.
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3. Disfruta del excitante juego de dominación y sumisión.
Este es como el anterior, pero con esteroides e infinitamente más íntimo y poderoso para despertar deseo, para hacer que el placer durante el sexo llegue a su máximo clímax.
Es más, creo que el sexo, inclusive hacer el amor, no debe ser monótono, tibio, común, regular.
Debe ser delicadamente salvaje, debe haber pasión, y la dominación y sumisión son eso.
Son una mezcla excitante de deseo, ternura, delicadeza, con fuerza, firmeza, velocidad, brusquedad.
Dejar la piel marcada o rojiza, jalar el cabello, dirigir, atar, hablar sucio, hablarse al oído, vendarse los ojos…
Si tú y tu pareja lo desean, lo disfrutan, les excita y logran esa confianza, hagan todo lo que permita a su mente y a su cuerpo experimentar más placer.
Otra vez, es simbólico. Es increíble que pequeñas formas distintas de variar o hacer algo sean capaces de provocar tanto.
La mente siempre tiene un papel importante, y esto, este juego, es uno de los factores que más la estimula.
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Las palabras que elegimos al hablar, la forma y el tono en el que las decimos, cómo nos vemos, cómo nos vestimos, qué tan abiertos y atrevidos somos, prohibir a veces… todo esto también excita la mente.
Hay que trabajar en todo lo que haga tu personalidad más rica, más interesante, más sexy, más atrevida, más provocadora.
Al final lo van a disfrutar tú y tu pareja. ¡Arre!
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