Las viejas heridas no solo duelen, nos detienen…
Imagina que la persona que te gusta está delante de ti, y vas a decirle: “Hola, oye, me gustas, un día deberíamos salir”.
¿Por qué es tan difícil hacer eso? Y… ¿Cómo haces que sea fácil?
Primero: ¿Por qué, en ese momento, algo tan sencillo se siente difícil? , ¿por qué, en eso y en tantas cosas, si tu potencial es 500, tu capacidad real es 5?
Claro que podrías, pero, ¿qué te detiene?
Que… aunque tú te veas completo, quizás, dentro de ti no lo estás.
Hay cosas rotas dentro de ti, y de las grietas, escuchas una avalancha de razones que son lógicas para ti de por qué va a salir mal:
“Es demasiado guapa”, “hoy no te ves bien”, “te va a batear”, “la gente te va a ver”, “vas a hacer el ridículo”, “qué le vas a decir”.
¿“Qué le vas a decir”? …
¿Qué apenas aprendiste a hablar hace dos días? , ¿cómo que qué le vas a decir?
Te digo qué pasa:
Es difícil hacer cosas sencillas cuando algo dentro de ti no está bien.
Ok. ¿A qué me refiero? ¿De qué estoy hablando? Vamos a analizar el ejemplo:
Esa persona que te encanta, está delante de ti, y vas a invitarla a salir…
¿Te pondrías ligeramente nervioso? ¿Sentirías al menos un miedo pequeño a que diga que no? ¿Querrías saber las palabras exactas? ¿Querrías tener el pretexto perfecto, algo a lo que no pudiera decirte que no?
O peor… ¿Crees que al final, tu mente se llenaría de basura, te paralizarías, y ni siquiera lo intentarías?
Pero… ¿Por qué?
Es porque muchas cosas se han roto dentro de ti de formas distintas, y cuando quieres actuar te interrumpen, hacen corto circuito… ¡Y no puedes!
Tienes miedo al rechazo porque te han rechazado. Te pone nervioso que algo no salga bien porque sabes lo mal que va a sentirse si no, y no quieres que pase.
Las palabras exactas, el pretexto perfecto… más bien son porque si tú no eres suficiente, si contigo no alcanza, algo extra podría compensar lo que falta. Si tú solo no eres atractivo, con algo extra quizás sí podrías serlo.
Partes dentro de ti están rotas, pero, si te sirve de consuelo, la mayoría de la gente lo está.
La mayoría de la gente solo conoce a quien la vida les pone. Luego viven relaciones infelices porque detestan cosas de su pareja.
De hecho, ven más probable cambiar cosas de su pareja que cambiar de pareja.
Es que si quieres poder elegir a la mejor persona, antes debes tener buenas opciones, y antes, poder conocer a quien tú quieras.
No es que no sepan cómo hablarle a quien quieren. Es que ni siquiera lo intentarían, porque hay partes rotas dentro de ellos.
Decir: Hola. Oye, me pareces una persona muy atractiva. ¿Y si salimos un día?
Es, sentir algo, desear algo, pensar algo, y por lo menos, decirlo. ¿Qué parte te parece compleja?
No es difícil. Difícil vivir con toda esa mierda inútil acumulándose haciendo nudos en tu cabeza. Pero decir lo que quieres. ¿Dónde está lo difícil?
Sin esas partes quebradas dentro de ti, sin esa avalancha de voces en tu cabeza arrollándote cada que quieres hacer algo que importa, todo te sería más sencillo.
¿Has visto a algún niño feliz hacer cosas que tú no te atreverías, porque a él, a diferencia de ti, le vale madres el mundo, mientras que a ti te importa demasiado?
Un niño podría ser valiente, y ni saber que lo es. Y tú podrías intentarlo… y un montón de inseguridades y complejos hacerte sentir que es imposible.
Es fácil ser valiente, auténtico, transparente. Es fácil sentirte seguro. Es fácil fluir.
Siempre y cuando no estés lleno de pedazos rotos dentro de ti, pero sí lo estás.
¿Por qué pensarías probable que la persona que te gusta te rechace? Te lo digo:
Porque alguna voz en tu interior te dice lo poca cosa que eres. Porque si te sintieras gran cosa, la imagen en tu cabeza sería esa persona emocionada sonriendo porque le hablaste. Y le hablarías. Te parecería fácil.
¿Por qué te pondrías tan nervioso? Te lo digo:
Porque sabes que una mala respuesta podría lastimarte. Pero… si tuvieras buena autoestima sabrías que, ésta-seguiría-intacta, aún si esa persona dice que no.
¿Por qué querrías un muy buen pretexto? Te lo digo:
Porque si tú no eres tan atractivo, al menos el pretexto sí podría serlo. Aunque… si te supieras atractivo, sabrías que el motivo puede ser el más simple, y funcionaría, porque lo que importa eres tú.
Sólo que todo ésto para ti no tiene sentido si estás roto por dentro.
O en el peor de los casos… ¿Por qué te quedarías paralizado, sin actuar, solo pensando, y al final sin ni siquiera intentarlo? Te lo digo:
Porque si algo dentro de ti ve gran diferencia entre lo poco que tú crees que vales, y lo mucho que crees que vale la otra persona, entonces no tendrías ninguna oportunidad, y entonces el error no es no intentarlo, sino haberlo considerado.
Nadie jamás va a ser tan mierda y capaz de hacerte tanto daño como lo mierda que tú eres contigo, y el daño que te haces a ti mismo.
Si tú te gustaras, si tú te sintieras valioso, si te creyeras a ti suficiente… creerías altamente probable que los demás vean en ti al mismo que ves tú.
En cambio. Si tú no te gustas, si tú no te sientes valioso, si no te crees suficiente… es probable que creas (y que sea cierto, por eso), que los demás ven lo mismo que tú.
Estás roto por dentro. La mayoría de la gente lo estamos en cierto grado.
Unos no hablarían frente a 50 personas. Otros no le hablarían ni a la persona que les gusta estando de frente y teniendo 100 oportunidades.
Hay gente que tarda meses en hablarle a la persona que les gusta, si es que lo hacen… ¿Puedes creer eso?
¿Por qué los niños sí pueden hacer ciertas cosas que a la mayoría de adultos les dan miedo? Tú fuiste niño y no estabas roto. ¿Qué te pasó?
Pasó… qué algo en la vida, algunas personas, algunas acciones, algún gesto… rompieron algunas partes dentro de ti.
Voy a simplificarlo muchísimo: La primera vez que algo traumático te pasó…
El chico o la chica que te rechazó. La persona que te falló. El amigo que te traicionó. La gente que se burló de ti. La persona que te humilló haciéndote sentir peor que basura y delante de otros.
La gente que con sus acciones y actitudes te dijo: “Tú, no”.
Eso dolió, te marcó y rompió algo dentro de ti. Pero aquí no termina. ¡Ojalá!
Más bien aquí apenas empieza, porque a partir de aquí tú empezaste a ser un tremendo imbécil contigo.
Veamos:
Algo te pasó, luego… tú lo interpretaste desde el dolor, lo vinculaste directamente con tu valía, y concluiste cosas equivocadas que habrían de cambiarte la vida, para mal, para siempre.
Igual y suena a que exagero, pero… ¿Lo hago, si se instalaron creencias que te limitan en cada aspecto de tu vida?
“Creo que yo no valgo tanto la pena”. “Si me arriesgo, me lastimarán”. “Sé que voy a fallar, mejor no lo intento”. “No, yo no puedo”. “Yo no soy suficiente”. “Siento vergüenza de mí“.
Igual y piensas que tú no te avergüenzas de ti, pero, si no… ¿Cuál fue la razón detrás de la última mentira que dijiste? , ¿por qué no le dirías la verdad?
Porque te avergüenzas de ti.
Mentimos sobre la edad. Mentimos sobre qué sentimos, qué queremos, qué no queremos. Fingimos ser algo distinto de lo que somos porque creemos que sólo así vamos a ser aceptados… porque estamos rotos por dentro.
Otro ejemplo:
Sí intentaste cosas arriesgadas, valientes, ir más lejos. Sí lo intentaste. Y tras fallar una vez, concluiste:
“Intenté y no pude, mejor vuelvo y me quedo aquí en el pequeño cuadrito donde me siento seguro”.
Y ahí te quedaste. Quizás años… ¡Quizás jamás salgas de ahí!
No es sólo un espacio físico, sino también mental. Todo aquello que jamás te atreverías a intentar otra vez porque aprendiste muy bien la lección: ¡Tú! ¡No!
“Tú no puedes”. “Tú no vales la pena”. “Vas a fallar”. “Eso no es para ti”.
Ya no es que “escuches” exactamente esas palabras. Están tan profundas y estás tan acostumbrado que te limitas mucho antes.
Sí. Algo externo pasó y te dolió. Pero fuiste tú quien se encargó de tomarlo, darle la interpretación más destructiva posible, vincularla directamente con tu valía, y guardarla muy profundo en tu mente para cambiarte, para mal, desde dentro.
Quizás años, quizás toda la vida…
Si no. ¿Por qué hay cosas que jamás volviste a intentar? ¿Por que un montón de cosas que quieres hacer y decir, las reprimes? ¿Por qué te engañas y te traicionas a ti mismo? ¿Por qué las acciones valientes que te gustaría tener no se parecen a las que tienes?
¿Por qué tu capacidad actual no se parece a tu potencial si sí has comprobado, muchas veces, de qué eres capaz?
Has arriesgado, has sido valiente, has sido seguro, has sido atrevido, has sido excepcional muchas veces. Has visto destellos de tu verdadero potencial.
Pero… ¿Por qué no siempre puedes ser así, sobretodo… cuando más importa?
¿Por qué? Porque cuando sucedieron cada una de las cosas que te marcaron estabas desarmado, indefenso, y no entendiste lo que pasó. Sólo aprendiste malas lecciones.
Los peores momentos, no sólo te dolieron. Te enseñaron todo lo que no era para ti, lo que tú no podías, lo que no merecías, lo que no debías ni siquiera intentar.
Alguien podría insultarte, y se quedaría corto si se compara con lo que te dices tú desde entonces.
En muchas áreas de tu vida, perdiste algún round, y no volviste al siguiente. Tú clausuraste muchas posibilidades que había para ti.
Y, he estado hablando de cosas triviales, como, algún rechazo incómodo de alguien que te gustaba.
Pero… ¿Y cuando alguien abusó de ti? ¿Y cuando te fallaron tus padres?
¿Qué crees que aprendiste, por ejemplo, cuando alguien te abandonó? ¿Qué lección aprendiste cuando alguien te maltrató, te humilló o te hizo sentir que no existías?
¿Y cuándo quienes podían guiarte, más bien te contagiaron sus límites enseñándote que tú tampoco podías?
De niño reías. Expresabas. Eras curioso. Preguntabas todo. Te sabías único. Te creías capaz.
Tu futuro sería grandioso. Ibas a ser muy diferente. Sabías que podías conquistar lo que fuera, solo tenía que llegar su momento.
¿Dónde está ese niño ahora? ¿Qué fue de él?
No está. Lo que hay es lo que eres ahora:
Una infinita colección de pedazos rotos de todo lo que sucedió y te marcó para mal porque estabas desarmado cuando pasó, y no lo entendiste.
¿Sabes qué es lo peor?
Los años no te enseñaron a limpiar la basura que iba acumulándose en tu cabeza. Solo te acostumbraron a ella.
Quizás tú no veas todos tus límites, y los niegues, porque tus límites para ti no son límites, son la simple normalidad.
¿Qué habría sido…?
¿Qué sería de ti si tras cada vez que algo malo pasó y te hirió, en vez de haber salido roto y disminuido de ahí, hubieras salido fortalecido?
No menos sino más. No menos fuerte sino más.
Más audaz. Más astuto. Más capaz. Más inteligente. Más resiliente. Más motivado. Más hábil.
¿Qué serías? ¿Quién serías? ¿Cómo serías? Si en aquellos entonces hubieras podido sentir y decir, por ejemplo:
Persona de la que me enamoré y no me correspondió. Ahora sé que no me faltaba ser valioso, me faltaba saber lo valioso que era y aprender a comunicarlo.
Mamá, papá. Sé que fallaron, pero sé que sus padres les fallaron a ustedes. A ustedes les hizo así, pero a mí me hizo más fuerte.
Persona que me hizo daño. No te perdono, no sé si lo haré. Pero sé, que lo que hiciste, fue porque tus aberraciones humanas vencieron a tus virtudes. Para desgracia tuya, tus deformaciones se volvieron más grandes que tú, y tú más pequeño que ellas. Perdiste. Pero me enseñaste que eso a mí no debe pasarme.
Persona que me traicionó. Gracias. Porque me enseñaste a confiar, pero en las personas correctas.
Persona que me hizo sentir humillado, o despreciado, o que me trató como mierda. Me dolió. Pero gracias a eso logré identificar fallas que sí estaba teniendo. Y las corregí todas, y me transformé. Porque me prometí jamás volver a pasar por lo mismo.
Nunca volveré a ser el mismo… pero no lo digo para mal, como quien guarda resentimiento, sino para muy bien, como quien ve los niveles que superó y se siente orgulloso.
¿Sí fue así como enfrentaste cada cosa que te pasó? : ¿Aprendiendo? , ¿creciendo? , ¿fortaleciéndote? , ¿volviéndote más listo? , ¿ampliando tu perspectiva?
O más bien fue como digo: Te rompiste, y sigues haciéndolo.
¿Te imaginas cuántas cosas serían distintas si cada vez, hubieras salido fortalecido y no roto y disminuido?
Es verdad. No puedes volver a ser niño y empezar desde cero, pero no es necesario.
Porque puedes volver, con nuevo conocimiento y nuevas habilidades, a cada uno de esos momentos en la vida que te rompieron, y convertirlos en el aprendizaje, el poder, y las ventajas que debías haber obtenido.
No fue así, porque antes estabas desarmado. Ahora no tienes que estarlo.
¿Cómo quieres enfrentar lo que viene? , Porque vienen cosas increíbles y algunas otras horribles y eso depende de qué tan preparado estés tú.
Puedes ir dentro de ti, reparar los cables rotos, y convertir los cortos circuitos que te limitan ahora, en todas las lecciones que sí habrías querido aprender en esos decisivos momentos.
Y vivir de una forma radicalmente nueva y distinta a partir de ahí.
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¿Qué te aseguro?
No que será fácil. No que no vas a revivir momentos difíciles.
Sí que vas a descubrir mucho sobre ti mismo. Que sanarás muchas cosas. Que destruirás viejos límites. Que verás todo muy distinto. Que vas a estar extraordinariamente armado emocionalmente para lo que venga. Que tu capacidad real se va a acercar a tu potencial verdadero.
Que volverás sencillas muchas cosas que por alguna razón ahora parecen complejas…
Como ir, relajado, parante delante de la persona que te gusta, y decirle.
“Oye, me gustas, un día deberíamos salir”.
No es que sirva porque sea la frase perfecta, sino, porque un montón de cosas dentro de ti deben estar bien para hacer… todo lo que quieras hacer.