La confianza no llegará de la nada, no aparecerá por arte de magia. No vas a despertarte un día sintiéndote invencible y creyendo que puedes hacer cualquier cosa. No esperes eso porque no va a pasar.
La confianza no es un regalo que de repente recibes; es algo que tienes que ganarte a las malas.
¿Cómo? Haciendo lo que sabes que tienes que hacer, aunque te dé miedo, aunque sea incómodo, aunque falles, aunque se rían de ti, aunque creas que nada va a salir bien.
Como ves, no quiero hacerte sentir bien con este video, solo decirte la verdad.
- No existe el maldito momento perfecto.
No existe. Si estás esperando a sentirte listo, a ser lo suficientemente bueno para ir por todo, entonces eres ingenuo. O quizás no eres ingenuo, más bien te estás engañando a ti mismo porque te resulta más fácil que aceptar que estás siendo cobarde.
Nunca te sentirás 100% listo para nada si no lo estás intentando. Y si estás esperando eso, mejor busca una silla muy cómoda porque vas a esperar para siempre.
La única manera de avanzar es hacerlo cuando sientas miedo. Cuando creas que vas a fracasar, cuando sientas que todo va a salir mal, cuando no tengas ninguna certeza de que lo vas a lograr.
¿No te sientes preparado? Bien, hazlo de todos modos.
La confianza no aparece antes de actuar; aparece después, y poco a poco, cuando te das cuenta de que, incluso con miedo, lo hiciste.
Entonces tienes evidencia de que puedes lograr cosas, a pesar de tener miedo. Eso es confianza.
- Donde creces es en lo incómodo.
¿Te sientes cómodo? Entonces no estás avanzando, no te estás retando, no estás aprendiendo nada nuevo. No vas a cambiar. No vas a ser diferente. No vas a vivir nada distinto.
Si sigues evitando lo que te incomoda, vas a quedarte exactamente donde estás ahora mismo. Y sabes que ese lugar no es lo máximo que puedes lograr. ¿O sí?
Así que enfréntalo. Lo que te da miedo, lo que te incomoda, es exactamente lo que tienes que hacer, quieras o no. Así es como funciona.
La verdad es simple: Cuanto más te enfrentes a las cosas que te aterran, a lo que te incomoda, a lo que no quieres, menos poder tendrá sobre ti y más poder tendrás tú sobre ello.
Así que deja de huir, sal de donde estés y enfrenta lo que sea que te esté frenando. Esa es la única manera de avanzar.
- Lo único que necesitas es empezar.
No esperes hacer grandes cambios. Olvídate de que vas a cambiar radicalmente de la noche a la mañana.
Eres ingenuo si crees eso. El verdadero cambio viene de hacer cosas pequeñas pero constantes, de hacerlas todos los días.
No necesitas 10 kilómetros, no necesitas llegar al gimnasio y dominarlo, no necesitas aprender más rápido que nadie. Lo único que necesitas es dar el primer paso.
Eso es hoy, y mañana darás otro paso, y al siguiente día otro. De eso se trata.
Lo que hagas puede ser simple, pero tiene que ser diario. Es la constancia, no la magnitud, ni el drama, ni el sacrificio, lo que realmente te transforma.
Si haces algo todos los días, aunque sea pequeño, empezarás a creer que puedes más.
Comprobarás que avanzas todos los días. Eso es la confianza. Pero si sigues esperando, nunca vas a avanzar.
- Fracasar es parte del trato.
Vas a fallar, y te va a doler, y te vas a sentir mal… Y eso está bien. Nadie gana confianza en sí mismo sin fallar.
Ganas confianza porque aprendes del error, te levantas y te demuestras que puedes volver a ponerte de pie después de caer.
No se fracasa; se aprende. Los retos no se vuelven más pequeños, tú te vuelves más grande.
Si, en cambio, evitas el fracaso y huyes de esa desagradable experiencia, no solo te quedarás paralizado, perdiendo tu valioso tiempo, sino que también te volverás más débil, más cobarde y ahora sí, más incapaz.
¿Quieres un truco extra?
Fracasa rápido, pero aprende rápido también, y sigue adelante. Fracasa más fuerte, pero aprende cosas más grandes y sigue avanzando.
La única forma verdadera de aumentar tu confianza es caerte y levantarte más fuerte. Y si no estás dispuesto a caerte, si no estás dispuesto a fallar, entonces no estás dispuesto a crecer. Y si no estás dispuesto, no crecerás.
- Haz ejercicio.
No lo hagas para verte bien, hazlo para sentirte bien. No estoy hablando de tu apariencia, sino de lo que sucede cuando empiezas a hacer ejercicio: Empiezas a tomas control de tu cuerpo, y en el proceso, aprendes mucho sobre ti mismo.
Cuando te mueves, sudas, resistes y superas el cansancio, comienzas a darte cuenta de que puedes más de lo que creías. Que sí puedes crecer, que sí puedes ser diferente para mejor, que no es tan complicado. Que no era imposible.
El deporte puede ser un pequeño campo de entrenamiento para la vida. No lo hagas por vanidad, hazlo por lo que te enseña sobre ti mismo sobre resistencia y mejora.
Tu confianza para cualquier cosa crecerá cuando creas que puedes hacer cualquier cosa.
No busques atajos, porque no existen. No encontrarás tu confianza pensando, ni en una frase de motivación, ni en una plática inspiradora, ni en la experiencia de alguien más.
La encontrarás incomodándote, sufriendo, peleando, luchando, trabajando duro, fracasando y aprendiendo de los fracasos.
Las semillas de confianza que vas a recoger para sembrar dentro de ti las encontrarás enfrentándote a lo que te da miedo y haciéndolo día tras día. Hasta que te conviertas en la persona que alguna vez dudaste si podrías ser.
No es rápido. No es fácil. Y nadie lo hará por ti.
Así que, no, no existe un maldito momento perfecto, no existen atajos. Crecerás haciendo cosas que te incomoden.
No intentes hacer mucho en un día, más bien haz poco más todos los días. Haz deporte para que eso te enseñe. Asume que fracasar es parte del trato.
Y muévete.