¡Todo o Nada!

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¿Quieres más de la vida? ¿Saborear la dulzura de que las cosas te salgan bien, sentir la adrenalina de lograr más, emocionarte porque te superaste?

¿Convertir fantasías difusas en tu mente en realidades concretas que puedas vivir, tocar, disfrutar? Estoy seguro de que tu respuesta es que sí.

¿O te conformarías con una vida mediocre, plagada de “hubiera” y “pudo haber sido”? Ahora estoy seguro de que tu respuesta es que no.

Entonces, ¿por qué sigues ahí? ¿Por qué no estás actuando? ¿Por qué no te lanzas de lleno y con todo? ¿Qué esperas?

¿Una invitación formal de la vida? ¿Permiso? ¿Una patada en el trasero divina? ¿Que alguien te diga que sí puedes?

La respuesta es simple: Porque el cambio da miedo, porque te falta valor para intentar, porque eres más de pensar y de hablar que de actuar, porque es más cómodo quedarse en el mismo lugar, porque es más fácil ser uno más del montón. ¡Por eso!

Pero te diré algo: Entonces no eres libre de ser lo que quieras, y por lo visto, tampoco de hacer lo que quieres. En tu interior crees que sí, pero estás atado a ser solo lo que te alcance con lo poco que haces.

Te pusiste unas cadenas bien raras: No tenerlas pero limitarte tú mismo como si sí.

Si quieres dejar de ser uno más, si quieres empezar a lograr, tienes que arrancar, tienes que dejarte de excusas, tienes que pasar a la acción.

Dejar de darle vueltas a todo en tu cabeza y empezar a moverte, porque tus ideas y pensamientos no son nada, o peor, son basura si no los conviertes en pasos concretos, medibles, tangibles, reales.

Ya sé. No has hecho cosas pero tienes buenas ideas. Ya sólo falta lo demás. ¿Cierto?

¿Crees que tus ideas son especiales? No lo son. Todos tienen ideas, y no importa cuáles sean, no valen nada si no actúas.

Moverte. Arriesgar. Intentar. Equivocarte. Levantarte. Volver a intentar.

Dejar de conformarte, dejar de estar quieto, dejar de rendirte (y sí, sigue siendo rendirte aunque lo hagas discreto en silencio y solo lo sepas tú).

Insistir. Hacer que pase lo que quieres que pase. Eso es lo que tienes que hacer y no haces.

Es que… ¿Y si fracasas? ¿Y si no sale bien?

Pues igual y sí, igual y fracasas, igual y no sale bien, y hasta eso es mucho mejor que el que no intenta nada. Porque no intentar nada es peor que caer. Porque el que no intentó, estaba escondido cagado de miedo detrás del que intentó y cayó. Hay niveles.

El que no fracasa porque no intenta, ese es el rey de los fracasados.

Piensa eso de ti cada vez que no intentas. Y si no te gusta, entonces actúa, intenta, aun si no sale bien. Porque cada vez que lo intentas, cada vez que te atreves, ganas. Incluso si fallas.

Especialmente si fallas.

Porque cada tropiezo te enseña, te hace más fuerte, y te da la experiencia y sabiduría que necesitas para que cada cosa, cada vez, salga mejor. Hasta que algún día sí salga, como sí quieres.

Todo el mundo piensa en el fracaso como lo opuesto del éxito. Están equivocados. El fracaso no es lo opuesto del éxito, es parte del camino hacia él.

Todos los éxitos están construidos de fracasos que tienen que estar ahí para enseñarte, para que tú aprendas lo que debes saber.

Nada de lo que sea que quieras sucederá si no te expones. Nada.

Esa persona no te va a valorar, no ganarás más dinero, no tendrás una mejor vida, no viajarás a ese lugar, no comprarás esa casa, no serás más capaz, no te verás mejor, no vivirás nada de aquello con lo que sueñas. Nada.

Para nada te alcanza en la vida si no vas y lo intentas.

Si no sales de tu caparazoncito seguro de comodidad, si no te atreves una y todas las veces que sea necesario hasta que lo incómodo se vuelva normal, no te alcanzará para nada en la vida.

¿Qué vas a hacer? ¿Vas a seguir postergando? ¿Vas a seguir conformándote? ¿O vas a hacer lo que tengas que hacer con la determinación de no aceptar un “no” por respuesta, incluso viniendo de ti?

Tú también dices pendejadas: “No puedo”, “no estoy listo”, “no sé cómo”…

A la mierda las sentencias pendejas sobre ti. Principalmente viniendo de ti.

No más “mañana”. No más “es que…”. No más “pero…”. No más excusas. No más pretextos baratos.

En vez de eso: Acciones. Contundentes, insistentes.

Esta es tu vida, y se te está yendo.

Cada día que pasa es un día menos que no volverá, una oportunidad perdida que no aprovechaste, un pedazo de tu potencial que no explotaste, algo increíble de ti que no descubriste. Una seguridad que nunca tendrás. Un orgullo que te negaste sentir. Un desperdicio de ti.

Si vas a empezar, es ahora. No hay otro momento. No hay otra opción. No hay pretexto que sea válido contra tus sueños.

Es todo, o es nada. Es ahora, o es nunca. Es ir por todo y con todo, o seguir sin intentar nunca nada, para vivir como siempre.

¿Qué prefieres? ¿Existir a medias pensando más que actuando? ¿O empezar a vivir de verdad?

Decide. Pero decide rápido. Porque el tiempo no espera. Él no se detiene.

¿Tú sí?

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