¿Recuerdas la emoción que sentiste cuando te enamoraste por primera vez?
Estabas lleno de energía, nervioso, con el corazón acelerado, constantemente ilusionado por todo lo que pudiera pasar con esa persona especial.
Pensabas en ella todo el día, todos los días. Deseando que eso que sentías durara para siempre, y creyendo, con ingenuidad e inocencia, que así duraría para siempre.
Pero, ¿por qué eso siempre desaparece? ¿Por qué nunca dura? ¿Por qué se pierde?
¿Es esa persona? ¿Eres tú? ¿Es mala suerte?
¿O es que hay algo que pasa en tu cerebro que hace que esa pasión disminuya, naturalmente, con el tiempo, porque se convierte en algo distinto?
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En la fase del romance, cuando inicias una relación, cuando apenas empiezas a conocer a una persona, cuando se mensajean todo el día, tu cerebro está funcionando a toda velocidad.
Hay algo en tu cerebro a lo que le encanta lo nuevo, las aventuras. Se excita. Algo en tu cerebro te impulsa a buscar, lleno de emoción, cosas nuevas.
A esa parte de tu cerebro le encanta ilusionarse, y como quiere que vayas tras ello, te llena de energía. Y hace que tu mente se concentre intensamente en esa persona especial. Te sientes enamorado. Y la verdad es que no lo estás, pero se siente bien.
Sí, pero esto no va a durar para siempre. Con el tiempo, esa persona ya no será nueva, sino que, se volverá familiar.
Y esa parte de tu cerebro a la que le encanta y le emociona lo nuevo y lo desconocido ya no encontrará tanta razón para estar ahí. Entonces disminuirá parcial, o totalmente, llevándose lo que trajo.
Adiós a esa emoción que te volvía loco, o loca. Adiós a esa especie de obsesión de qué iba a pasar, ese día, junto a esa persona. Adiós a los nervios. Adiós a esa energía desbordante. Adiós…
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Luego… si tú no sabes sobre esto o no has visto este video, podrías sentir que tu relación ya fue, ya valió.
Si esto en tu cerebro te sucedió antes a ti, podrías sentirte culpable, porque, aparentemente ya no quieres, tanto, a quien te quiere igual que el primer día.
Si esto le sucedió a la otra persona primero, entonces quizás te decepcione sentir que ya no te quiere como antes, porque sientes que ya no te ve ni te trata como antes.
Pues, nada de eso. Podría ser que se quieran, ahora, más que antes. El error está en creer que esa incertidumbre y emoción, por lo nuevo, se va a mantener cuando algo, o alguien, ya no es nuevo.
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Tu relación no está valiendo, está cambiando.
Para que una relación se convierta en algo mucho más importante que solo la fase emocionante inicial, deben entrar a jugar otras áreas de tu cerebro.
Si a la primera que entró al juego le encantaba lo nuevo, lo excitante, la incertidumbre, a esta otra área le gusta la calma, la seguridad, lo conocido, lo cotidiano, el presente.
A esta nueva área de tu cerebro le interesa más la intimidad profunda, la confianza mutua, la estabilidad emocional, lo real.
Así que si tu relación no se siente como al inicio, es normal. No necesariamente significa algo malo.
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Tu relación no se apagó, sino que empezó a brillar de forma distinta. Un brillo capaz de durar mucho más.
Ahora están listos para disfrutar de algo distinto, pero no necesariamente menos valioso, sino que posiblemente… más todavía:
Crecer junto a esa persona, apoyarla cuando necesite, y recibir su apoyo cuando lo necesites tú.
Seguir disfrutando de los momentos más emocionantes, pero disfrutar también de los más sencillos, de las cosas más simples: Un simple beso, un abrazo, un rato en silencio, un ir al súper.
Permitirte a ti que esa persona te conozca, junto, a tus vulnerabilidades, y conocerla y aceptarla en las suyas.
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Por último, una buena noticia. La verdad es que no tienes que renunciar a la emoción de los primeros días. Puedes volver a activar cuando quieras esa parte en tu cerebro, y el suyo… esa molécula que es adicta a lo nuevo y que hace que todo se sienta intenso y emocionante.
¿Cómo? Intenta cosas nuevas con tu pareja, ábranse a experiencias distintas. Intenta los hábitos que te eviten a ti ser siempre el mismo, que hace y dice lo mismo, que no crece.
Crece. Y fomenta que tu pareja lo haga también. Que cada uno siempre tenga algo nuevo que ofrecer, una nueva historia que contar, algo que el otro pueda aun descubrir.
Experimenten cosas íntimas nuevas, locas, distintas.
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Renuévate. Mantén tu hambre de crecer, de verte bien, de sentirte sexy, de saberte interesante, de ser atractivo, de ser admirable…
¡Nunca dejes de crecer!
Y entonces nunca dejarás de ser alguien que despierta sentimientos y emociones intensas. Meses o años después, tanto, como los primeros días.
Y si te interesan estos temas y quieres que tu relación funcione… si hay alguien que te interesa y quieres que su mente se enamore o siga enamorada de ti… lee mi libro “enamora su mente – lecciones”.
¡Arre!