Ahí estás otra vez, mirando el celular cada cinco minutos, esperando un mensaje que no llega. Imaginando mil escenarios donde esa persona especial no puede dejar de pensar en ti. Soñando despierto con ser el centro de su universo.
¿Te suena familiar? Pues prepárate, porque lo que voy a decirte no es lo que quieres escuchar, pero sí exactamente lo que necesitas saber.
Primero, entiende esto: No puedes controlar los pensamientos de nadie. Punto. Ni con trucos, ni con manipulación, ni con nada.
La obsesión que tienes por ocupar la mente de alguien más es solo eso, una obsesión. Y adivina qué: Eso no es amor, es apego. Es inseguridad disfrazada de cariño.
No quieres que esa persona te extrañe, te desee. No. Lo que quieres es la seguridad de saber que tienes el control. Quieres calmar tu miedo a no ser suficiente. Pero así no funciona.
La ironía es que mientras más intentas forzar a alguien a que piense en ti, menos atractivo te vuelves. Es como si llevaras un cartel que dice “por favor, valídame, necesito tu atención para sentirme valioso, para sentir que soy alguien”. ¿Te das cuenta de lo patético que es?
Escucha bien: La única forma de que alguien piense en ti constantemente es haciendo algo totalmente opuesto. Tienes que dejar de obsesionarte con otras personas. Suena contradictorio. Pero es la pura verdad.
Cuando dejas de perseguir la atención de alguien y te enfocas en construir una vida, las cosas cambian. De repente, eres tú quien no tiene tiempo de estar pegado al celular porque estás demasiado ocupado viviendo una vida que te fascina.
Imagina: Estás en el gym, disfrutando, sudando, haciendo el máximo esfuerzo, sintiéndote orgulloso. De repente tu teléfono vibra. Son mensajes de esa persona. Pero tú no contestas enseguida, o ni siquiera ves el celular porque estás ocupado.
Enseguida vas al trabajo, o a cenar con amigos. Estás disfrutando, riendo, o solo teniendo una plática interesante.
¿Sabes qué pasa entonces? Esa persona sí podría preguntarse por qué no has respondido. Sí podría preguntarse qué estás haciendo que es más interesante que responderle. Y así, sin buscarlo directamente, ocuparías sus mente.
No se trata de jugar al difícil ni de fingir una vida que no tienes. Se trata de construir una vida tan rica que naturalmente generes curiosidad e interés. Se trata de ser una persona da tiempo y genera espacio para ser valorada.
Y sí. Claro que sí requiere trabajo. Tienes que invertir en ti mismo, en tus pasiones, en tus amistades, en tu crecimiento personal. Tienes que aprender a estar bien contigo mismo, a no necesitar la validación constante de nadie más.
Deja de lado la fantasía de ser el centro del universo de alguien. Acepta que no puedes controlar lo que otros sienten o piensan. Deja de desperdiciar la vida tratando de manipular los sentimientos de los demás. Sí vas a lograr provocar mil cosas en los demás, pero no apuntando tus acciones a ellos.
Así que deja ya el celular. Deja de revisar sus estados, de analizar cada palabra de sus mensajes, de imaginar escenarios que no existen. En lugar de eso, vive tu propia vida, construye tu propia valía. Haz cosas que te apasionen, conoce gente nueva, aprende, crece.
Conviértete en alguien tan interesante que las personas naturalmente quieran saber más de ti. Alguien con historias que contar, con experiencias que compartir. Alguien que no necesita mendigar atención porque su mera presencia es suficiente atractivo.
Y quién sabe, tal vez en el proceso te des cuenta de que ya no te importa tanto si equis persona piensa en ti o no. Porque estarás demasiado ocupado viviendo una vida que te gusta vivir.
Esa es la verdadera forma de ser inolvidable. Todo lo demás solo son trucos baratos que, al final del día, no te darán el resultado que quieres, te dejarán más vacío que antes, y habrán sido una total pérdida de tiempo.