Cada vez que deslizas tu dedo por instagram o facebook, te comparas. Eso es un problema. Porque no son simples comparaciones.
Las redes sociales te venden narrativas falsas que consumes sin darte cuenta, y te destrozan. Erosionan tu autoestima, sabotean tu felicidad, aniquilan tu motivación y te hacen dejar de creer en ti mismo.
¿No me crees? Voy a explicarte por qué, y también cómo romper para siempre, ese ciclo destructivo. La clave está en dejar de poner atención a las vidas de otros.
…
Aquí está el porqué:
Las redes sociales no muestran la vida de los demás; es una mentira. Son un escaparate cuidadosamente montado de solo los mejores ángulos, de sólo los momentos más destacados, de solo quienes decidieron publicar algo.
No es real, pero tú crees que sí, y lo comparas contigo: Tú, auténtico, comparándote con versiones idealizadas, creando una narrativa falsa en tu mente donde el único perdedor eres tú.
Tu vida no se ve así de perfecta (porque ni la del más exitoso se ve así). Y te convences de que estás fracasando, te avergüenzas de ti, o sientes que tienes algo que demostrar. Entonces, ignoras, desprecias lo más importante: Tus logros, esfuerzos, sentimientos, deseos, lo que tienes… y hasta a quienes tienes.
Este hábito te roba el presente, destruye tu bienestar mental y emocional, y te deja atrapado en un ciclo de insatisfacción, frustración, envidia, desmotivación.
…
La solución: Olvídate de los demás. Deja de medir tu éxito con la vara de los logros ajenos. Enfócate en tus propios avances, los que sean, y céntrate en cada cosa que hoy debes hacer mejor que ayer.
Esto sí es saludable, gratificante, sostenible, real, constructivo. Es una meta alcanzable: Mejorar un poco todos los días, motivado porque hoy tienes que superar lo que eras ayer. ¡Ese es el verdadero reto!
…
Piensa en un corredor que entrena solo para superar su propio tiempo, no para ganar la carrera. Día a día, con una sola cosa en su mente: Superarse, a sí mismo. Correr más distancia, más rápido, resistir más, respirar mejor.
Si él se comparara constantemente con otros más avanzados, al final se desmotivaría, y abandonaría. Fracasaría. No por falta de capacidad, sino solo por creer que no es capaz.
Por otro lado, si se comparara con los menos avanzados, podría sentir que ya lo domina y entonces convertirse en el perfecto mediocre: El que no sabe que lo es, el que cree que es el mejor solo porque no ve más allá, y tampoco compite contra sí mismo.
…
La clave está en dejar de compararte con otros.
Entre más te importen, menos te importas tú mismo; entre menos te importen, más te importarás tú. Ser mejor que el que eras ayer. ¡Ganarte a ti mismo! Enfócate en eso.
…
Eso sí es estratégico. ¿Querías motivación infinita, todos los días? Bien. Ahí tienes tu pequeña victoria personal diaria que te demuestra que estás avanzando: Superarte, conocerte, saber qué tienes que mejorar, descubrir de qué eres capaz, cada día, todos los días. Y sabiéndolo… es imposible que no puedas empujar un poco más todavía.
¿Puedes correr 1 segundo más rápido? ¿Puedes levantarte 1 minuto más temprano? ¿Puedes bañarte con agua ligeramente más fría? ¿Puedes leer una página de un nuevo libro? ¡Claro que sí! ¿Dónde carajos está lo difícil? Esa es la clave. Que no es difícil.
…
Así que, pregunta: ¿Conoces tus límites de ayer? ¿Los tienes bien medidos? Y si no, ¿cómo esperas saber algún día de qué eres capaz? Es más… ¿Quién eres si no sabes de qué eres capaz? Si no lo sabes, no tienes ni puñetera idea de quién eres.
Tienes que conocerte. Anotar tus marcas, de todo: Del gimnasio, la hora a la que te levantaste, cuánto más aprovechaste tu tiempo, cuánto menos tiempo perdiste. Y superarte. Todos los días.
Eso es lo que debe ocupar tu mente. No quién carajos, hizo qué carajos. ¡Eso no importa!
…
No te compares con nadie, solo contigo. ¡Compararte contigo hace la magia!
¿Quieres sentirte feliz, motivado y orgulloso de ti, todos los días? ¡Entonces, supérate, todos los días!
Hoy, mínimo, tienes que hacer lo mismo que ayer. Esa es tu obligación, y un poco más. ¡Y si estás motivado, entonces, haz mucho más!
Tu techo de hoy será tu piso mañana. Tu máximo hoy será tu mínimo mañana. ¡Esa es la clave!
…
Así, y no con deseos vacíos, se construye seguridad en ti mismo. Así, y no con palabras amables, se desarrolla confianza. Así, y no de ninguna otra forma barata, se construyen habilidades, se aprende cualquier cosa, o se logra lo que sea que te propongas.
Así: Insistiendo, un poco más, cada día, todos los días, teniendo como único rival a vencer a quien eras ayer.
Y si buscas una guía más detallada sobre cómo aplicar esto en tu vida, te recomiendo mi último libro: “Primero tú – luego todo”.
Adelante. Es hora de enfocarte en ti. ¡Y en nadie más!
¡Arre!