Todo el tiempo tomamos decisiones, y todas, hasta la más mínima, trascienden. Hasta la decisión más pequeña, puede romper un eslabón en la cadena de sucesos, y esto, alterar totalmente el resultado final.
Hay decisiones fáciles que no tienen mayor importancia para nosotros, pero hay otras que pueden quebrarte la cabeza sin saber qué hacer. Tales como, qué hacer tras una fuerte pérdida, terminar o no con tu pareja, qué carrera elegir, o enfrentar o no, cierta situación. Decisiones que sí tienen trascendencia directa y un impacto a corto y largo plazo, y que no se pueden tomar a la ligera.
Hay muchas formas de ayudarte a tomar la decisión correcta, hoy quiero hablar tan solo de una de las más importantes.
La próxima vez que tengas una gran decisión frente a ti y no sepas qué hacer, haz lo que te diré ahora. Te aseguro que hacerlo o no, tendrá impacto a corto y largo plazo, y puede cambiar tu vida totalmente.
Haz que esa transformación sea para bien.
Ok. La clave antes de tomar cualquier decisión importante, es esta:
Comprueba que tu decisión sobrevive a diferentes estados emocionales.
Tú, y cualquier persona, experimentan a lo largo del día, y sin ser conscientes de ello, diferentes estados emocionales.
Puede que por la mañana estés feliz, motivado, optimista, con energía. Más tarde, posiblemente algo o alguien, te estrese o te ocasione alguna molestia. Por la noche puede que algo no haya salido bien, y estés un poco desmotivado.
Esto es sólo un ejemplo, pero algo parecido te pasa todos los días y la mayoría de veces, eres el último en ser consciente de ello.
Ahora imagina cuántos cambios emocionales tienes a lo largo de una semana, y tan sólo responde…
¿Qué clase de asertividad y dirección ha tenido, o tendrá tu vida, si tomas las decisiones importantes, al azar, según la emoción que toque en ese momento?
Si decides partiendo del enojo, y actúas, es probable que te arrepientas por haberte excedido. Si decides partiendo de la euforia, es probable que te comprometas a algo que en verdad no deseabas. Si decides partiendo del desánimo, es probable que renuncies, y fracases para siempre, y cortes de tajo los sueños por los que ahora vives.
Serás tan sólo como una bola de billar rebotando por todos lados.
Aunque eso es lo que hacen la mayoría de personas, no dejes que tu vida, sea producto del azar.
La clave para tomar la decisión correcta, es darte un par de días, o una semana si fuera necesario. Y reflexionar y comprobar que la misma decisión, sobrevive a cada uno de tus diferentes estados emocionales.
Si la decisión, no sobrevive, casi con toda seguridad, esa no es la correcta, y te habrías equivocado. Porque la decisión correcta, aunque aún sea difícil de tomar y enfrentar, siempre sobrevive a los diferentes estados emocionales.
Si no es la decisión correcta, intenta otra, y comprueba que ésta sí sobrevive. Si no, intenta otra, hasta que encuentres la mejor.
Si la decisión, se mantiene firme, y sobrevive de pie, cada distinto estado emocional, esa es tu mejor opción.
Es como reunir a tus emociones en una sala, todas con sus distintas personalidades, ventajas y desventajas, y elegir, entre todas, la decisión correcta.
Ahí está tu asertividad e inteligencia emocional.
Cuando ejercitas suficiente ciertos músculos, de repente puedes tensarlos y sentirlos específicamente. Antes no los sentías, y ahora sí, pero no significa que no estuvieran ahí, sino que no tenían la suficiente fuerza.
Tu mente va a trabajar igual, y del entrenamiento que le des, aunque suene, cursi, surgirá tu poder interior. ¡Arre!
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