Todo en tu vida depende de cuánto atraes. Sobresalir, ser atendido, escuchado, correspondido, querido, que la gente sea receptiva, que te perciban importante, relevante, que volteen a verte. Es mucho más fácil entre más atraes, y en cambio, si no atraes, casi que no existes.
Todo en la vida es seducir. Querer algo y que deseen dártelo es seducir. Proponer algo y que tu idea guste, es seducir. Querer a alguien, desear a alguien y que esa persona te corresponda, es seducir. Todo lo que obtienes, hasta lo más mínimo, es porque seduces.
Todo parte de tu interior. Tu sonrisa, tu seguridad, tu energía, tu forma de pensar, hasta tu apariencia es el resultado de tu interior. Si dentro brillas, atraes gente receptiva, amable, agradable, inteligente, atractiva, valiosa, pero si no, no, ni aunque te esfuerces toda la vida en ser “buena persona”.
Quizás no parece justo, quizás no es como debería o te gustaría, pero así es. No todo son buenas intenciones, grandes deseos o bonitos sentimientos.
El mundo real, está lleno de gente fantástica, de experiencias increíbles, de felicidad, y también hay soledad, angustia, frustración, rutina, sufrimiento, desamor. ¿De qué depende en cuál de estos mundos vives? De tu inteligencia, de tu inteligencia emocional, de tu juego interno, de tus habilidades sociales, de tu aspecto, de qué proyectas, de tu poder de atracción y de seducción, de tu conocimiento, de estar intelectual, física y emocionalmente más preparado que el resto. La buena noticia es que todo esto, se aprende, la mejor es que lo aprenderás aquí. Bienvenido.
