Rendirse Jamás por Nix Paradise – Video Motivacional

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https://www.youtube.com/watch?v=KtFhECMleNg

¿Ya tienes lo que querías?, ¿ya rompiste ese mal hábito?, ¿ya cumpliste aquel objetivo?, ¿ya lograste ese cuerpo?, ¿ya te armaste de valor?, ¿llegaste a la meta?

¿No?, ¿por qué?, ¿qué necesitas?, ¿qué necesitas para tener hambre de éxito, de conquistas, de gloria?, ¿qué necesitas para tener ganas de dejar tu huella, de hacer la diferencia, de trascender?

¿Saber que morirás? Morirás. ¿Saber que cada día cuenta? Cada día cuenta. ¿Saber que es posible? Es posible. ¿Saber que no eres un inútil? Es que no eres un inútil. ¿Saber que si tuvieras los huevos ya lo habrías hecho? Es que si tuvieras los huevos ya lo habrías hecho.

Oh, espera… Que tienes más pretextos, como: Es que no puedo, es que no sé cómo, es que no creo en mí, es que no estoy listo, es que no tengo el talento o las ventajas que otros sí tienen. ¿Cuántos fueron?, ¿5?, porque le haré esto a cada uno de tus pretextos.

Primero: No existe el “no puedo”, existen una infinidad de formas de decir “soy un jodido cobarde fracasado que no se atreve a intentarlo el suficiente número de veces hasta conseguirlo”.

Segundo: ¿No has encontrado el cómo, el atajo, o el momento en el que baje la dificultad? No te has puesto a pensar que quizás, posiblemente, sea porque no existen. Se llama mérito.

Tercero: ¿Porque no crees en ti? Es que no te sentirás capaz de ser el mejor en algo hasta que te demuestres que puedes ser el mejor en algo. No hace falta creer en ti, sólo hace falta apostar por ti.

Cuarto: ¿Porque aún no estás listo? ¿Es que te crees que el estar listo es un algo que aparece de repente?, no, es un algo que construyes a base de errores, acumulación de experiencia y desarrollo de habilidades.

Quinto: ¿Porque no tienes el talento o las ventajas que otros sí tienen? El talento y las ventajas son sólo una parte de la ecuación.

Listo, 5, pero puede que tengas más pretextos, o quizás tú les llames justificaciones, pero, ¿de qué te sirven?, ¿para qué las quieres?, ¿para qué las inventas o las defiendes?

¿Quieres lástima, piedad, misericordia?, ¿quieres que alguien escuche tus quejas, te comprenda y te dé palmaditas en la espalda porque le inspiras compasión?

Primera, ¿de qué careces para necesitar compasión?, y segunda, no te quejes, no busques compasión, no busques a quien conmover para que apruebe que te rindas.

¿Por qué no? Porque es placebo. En apariencia te alivian pero en la realidad, sin importar cuántas veces te quejes y cuántas personas te comprendan, si no cambias, tu vida sigue siendo la misma.

Lo único que no es placebo es empezar, continuar, resistir, seguir avanzando… pero, otra vez, ¿no sabes cómo?, ¿te preguntas cómo?, ¿necesitas un cómo?, ¿un instructivo?

¡Qué carajo! El “cómo” sólo es una parte de la ecuación. No lo veas como si fuera el todo porque no lo es.

Hay más piezas, como tener convicción, deseos, coraje, valor, valentía, agallas, determinación, voluntad, como tener huevos, deseo de intentarlo.

¿Te lo traduzco? Sólo hazlo, sólo inténtalo, muévete, no pidas permiso ni aprobación, ni siquiera la tuya, sólo muévete sin importar cuán difícil sea o parezca.

¿No tienes tiempo? Hazte el tiempo. ¿No sabes la forma? Encuentra la forma. No importa qué pretextos lógicos o ilógicos, o con sentido o sin sentido encuentres, resuélvelo, estás obligado.

Obligado porque no se trata nada más de existir o sobrevivir, porque no eres un parásito, ¿o sí lo eres?

Obligado porque no estás aquí para no intentarlo, para no arriesgarte, para dormir en vida, para guardarte en tu cascaroncito sin descubrir qué jodidos hay allá afuera o de qué carajos eres capaz.

¿O sí llegaste aquí para acomodarte, para estar inmóvil, para descansar?, ¿seguro que así quieres “aprovechar” la vida?, ¿qué no eso lo harás eternamente cuando estés muerto?

Se vale tener un montón de dudas, se vale no saber cómo, se vale que no tengas ni puta idea de cómo empezar, se vale tener miedos, que no te sepas capaz o que todavía no creas en ti.

Pero es que, aun así, todos estos obstáculos son la parte más pequeña de la ecuación, ¿quieres saber cuáles son la parte más grande, el componente más importante del éxito?

Taládratelos en la cabeza, descarga el video y escúchalo cuando sea necesario:

1: Pelear un montón de batallas aunque no las ganes, aunque sepas que no las vas a ganar.

2: Deshazte de la opción de rendirte, para ti, simplemente, ya no existe.

3: El momento en el que algo más duele y más difícil se vuelve, es el momento en el que más te transforma.

4. Aunque juraras que ya no puedes más, puedes mucho más, y tengo el argumento que te lo demuestra.

Estos 4, grábatelos. Estos sí son la parte más grande de la ecuación del éxito, y todo en tu vida será diferente según los olvides o los recuerdes.       

Entrar a la universidad, terminarla, hacer tu tesis, si quiere seguir estudiando, sobresalir, ganar, cumplir, crear, construir, ser alguien, ser un líder, ser feliz. Todo esto depende de que olvides o no lo que estoy diciendo.

Sobre el primero: Pelear las batallas aunque no las ganes.

Tu seguridad, tu fuerza, tu resistencia, por más que lo creas, no vienen de ganar, vienen de fracasar, de caer, de perder, de volver a perder, y aun así, continuar.

Si no tropiezas, si no fallas, si no te equivocas, si no fracasas, ¿cómo carajo vas a aprender de tus errores?

Sobre el segundo: Prohibirte la opción a renunciar.

Una sola cosa asegurará que conquistes todo lo que quieres, que llegues a tus metas, y es esta, así de simple, no rendirte, no renunciar, no claudicar.

Jamás, ni en los momentos que más duelan, ni en las peores dificultades, ni cuando más lágrimas haya en tus ojos, ni cuando todos o todo esté en contra tuya.

Renunciar es binario, no tiene matices. Tanto si lo haces como si no, es para siempre.

Piensa en tu familia, en alguien que quieras de tu familia que ya no esté, o en alguien que te inspire que ya no esté. Los hay quienes lo intentaron todo hasta que su corazón se detuvo, literalmente. ¿Por qué tu no habrías de poder?, ¿porque te crees mejor que ellos?, ¿no, verdad? Entonces no puedes poner menos que ellos.

Sobre el tercero: Cuando más duele y más difícil es, es cuando más vale.

Aquello que vences cuando más duele, cuando más difícil es, cuando más miedo te da o cuando más querías renunciar, es lo que más te enseña, te forma y te hace crecer.

El dolor, la dificultad, la adversidad, los deseos enormes de rendirte, si los resistes conquistas tu mente. Eso es lo que separa y distingue a los peores de los mejores.

Sobre el cuarto: Que puedes dar más.

Te dije que tenía el argumento para demostrarte que aunque creyeras que sí, no estabas dándolo todo ¿cierto? Aquí va:

Cuando te esfuerzas, ¿lo haces hasta el vómito o el desmayo, hasta las lágrimas, hasta apretar los puños lleno con coraje? Si no, eso demuestra que física y mentalmente aún puedes dar mucho más.

No estoy sugiriendo que te esfuerces hasta el vómito o las lágrimas, o quizás sí, lo que sí estoy haciendo es demostrarte que si no llegas a ese punto es porque aun puedes dar más.

Si tus metas se tornan difícil, si ofrecen resistencia, si se vuelven casi imposibles, si parecen insuperables, si duelen, resiste. Gran parte del éxito que obtengas conquistándote y conquistando tu éxito será proporcional a tu resistencia al dolor.

Esa es la vida, incluye dolor, resistencias, dificultades. Conquístala, gánatela, reclámala, hazla tuya, sal adelante.

Pelea las batallas aunque no todas las ganes, ganarás al final. Jamás te rindas, prohíbe esa puta palabra de tu vocabulario.

Sigue, aunque duela, con más ganas cuando más duela. Y mientras no vomites, no llores ni te desmayes, significa que aún puedes dar mucho más.

Sé ese excéntrico idealista que se despierta de madrugada cuanto todos los demás duermen. Sé ese raro solitario que siguió trotando cuando la lluvia empezó a caer.

Sé ese necio soñador que abrazó el miedo cuando todos los demás huían. Sé ese que continúa y no desiste, no porque no quiera desistir, sino porque no es capaz de pronunciar “me rindo”.

Sé el novato que pierde las batallas, hasta que te conviertas en el maestro que las gana todas. Sé el jodido loco que hace todo esto, no importa que nadie te acompañe. ¡Arre!

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