Cuando el sufrimiento se instala lentamente, escapa a nuestra consciencia. Esto quiere decir que somos capaces de acostumbrarnos a algo que nos hace daño, pensar que es normal, y aceptarlo como modo de vida, sin habernos dado cuenta.
Así es como olvidamos los sueños y metas que teníamos de niños, así es como permitimos que el sufrimiento, el egoísmo o las injusticias se vuelvan aceptables. Y así es como permitimos que una relación que debería ser fantástica, se convierta en algo que no lo es.
Así, lentamente, sin darnos cuenta, sin habernos detenido a pensar si era ahí a donde queríamos llegar.
¿Has escuchado aquello de que es normal que todas las parejas peleen de vez en cuando?
Esas peleas normales se podrían convertir en insultos, en chantajes o en golpes, y aun así alguien podría decirte que es normal que eso pase de vez en cuando. Y se espera que tú hagas, vivas y aceptes lo que se supone que es normal.
¿Aceptas esto? Yo no.
No tengo un solo recuerdo de una relación tóxica o de haberme convertido en alguien que no soy, y también para ti puede ser así.
No hablaré de motivos que te hagan recordar algo malo, si es que lo hay y terminar tu relación por dolor. Sino de motivos para terminarla a tiempo cuando es necesario, pero por razones positivas y por los sentimientos nobles que aún tienes hacia alguien.
Y sí, creo que es posible terminar una relación por razones positivas, por razones nobles, por amor, por cariño… Y por respeto hacia ti, hacia la otra persona, y hacia la relación que construyeron.
Porque terminar la relación no debería ser la última alternativa cuando ya todo se ha destruido. Cuando de verdad ya no hay vuelta atrás, cuando ya se han lastimado o cuando ya se han convertido en algo muy distinto a lo que eran al principio.
Sólo tú sabes las razones y cómo es estar en tus zapatos. Y si hacia dónde han ido hasta ahora y hacia dónde parece que van, es hacia dónde quieres seguir…
Si no es el camino que eliges, es mejor reflexionarlo a tiempo y conservar intacto lo mejor de cada uno.
7 razones para terminar tu relación definitivamente:
1.
Para no convertirte tú y tu relación en una versión tóxica de lo que era antes.
No quieres verte siendo alguien que no eras, o viviendo el tipo de relaciones que alguna vez criticaste en alguien más.
2.
Para no aceptar hacer daño o que te lo haga la persona a la que sólo deseabas hacerle bien.
Ni hablar de que hay parejas por montones, que no sólo ya no disfrutan de estar juntos. Sino que tratan de ganar su propio y retorcido juego de poder y ser quien hiera y lastime más al otro.
3.
Para conservar el cariño y el respeto genuinos hacia ti y hacia tu pareja. Y poder sentir orgullo de que no exista un solo recuerdo de algún insulto, alguna pelea o algún maltrato.
4.
Para mantener intacto el maravilloso recuerdo de lo mejor de ambos.
En cambio, no lo vale, permitir que un mal recuerdo opaque y haga desaparecer los buenos.
Un buen o mal recuerdo, es la diferencia entre pensar en la otra persona con nostalgia y anhelo, o hacerlo con tristeza y dolor.
Los mejores recuerdos te harán sonreír una y otra vez, pero los peores, dolerán una y otra vez.
5.
Para no permitir que el miedo a la soledad o la inercia de la costumbre, definan lo que eres y en lo que se convertirá la relación.
¿Hacia dónde irán las cosas si son el miedo a la soledad o la inercia de la costumbre quienes dictan el rumbo?
6.
Para evitar que los celos, la angustia o los miedos constantes te conviertan en una versión insegura de quien eres ahora.
¿Recuerdas? Cuando el sufrimiento se instala lentamente, escapa a nuestra consciencia, y sin pensar en ello, lo aceptamos como modo de vida.
7.
Y la razón más importante. Por qué creo que terminar bien, puede no ser definitivo, pero terminar mal, sí lo es.
Vale la pena darte y darle la oportunidad de volver a verse un día, con gusto y con una sonrisa sincera. Y quizás hasta volver a iniciar de nuevo, pero más inteligentes y mejor preparados.
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Hasta el viernes y recuerda que todo lo que haces te convierte en que verdaderamente eres.
