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¿No te funcionó el contacto cero? No, sí te funcionó.
Dejaste de cagarla, dejaste de rogar, dejaste de insistir, dejaste de servir de tapete, dejaste de rebajarte, dejaste de atentar contra ti, dejaste de ser tú quien genera la situación que disminuye tu propio valor a tus ojos y a los de esa persona.
Así que, haz lo que quieras, di lo que quieras, piensa lo que quieras, pero en ese sentido, claro que sí te funcionó.
Pero, veamos el otro lado… Aplicaste el contacto cero, y mientras tanto, ¿qué hiciste?
¿Te aplicaste en ti, moviste factores, patrones y hábitos en tu vida tales que ahora eres más interesante, más atractivo?, ¿mejoró tu semblante, tu actitud, tu proyección de bienestar?
¿O más bien contaste obsesivamente cada segundo, según tú, aplicando el contacto cero?
¿Estuviste checando si estaba en línea, sus historias y estados, leíste cada publicación y los comentarios a ver si encontrabas algo ahí que revelara que sí te quiere, o que no te quiere, o que sí va a volver, o que no?
¿Levantaste el celular 1,000 veces cada día, ansiosa y compulsivamente, buscando notificaciones y señales suyas?
Si algo de esto pasó, esta versión tuya del “contacto cero”, al menos algunas tonterías seguro que te evitó seguir cometiendo.
Pero, ¿sabes de qué también necesitas un contacto cero?, pues, más que de esa persona, de tus malditos hábitos y patrones obsesivos, tóxicos, destructivos… Esos te sobran, te sobra tiempo libre, y ese tiempo lo necesitas tú.
Necesitas un contacto cero, pero de tu apego, de tu obsesión, de tu manía, de tu mucho tiempo libre, de tu poco amor propio.
Ese contacto cero del que te hablo, ¿ya lo probaste, ya lo intentaste, y si sí, lo hiciste con la misma insistencia, incondicionalidad, y constancia, y perseverancia con la que te obsesionas con alguien?
¿No?, porque eso es lo que más te hace falta, y además, te diré qué más falta.
Te falta, te urge, sentirte valioso, sentirte capaz, sentirte importante, sentirte querido…
Te falta amor propio, te faltan propósitos, sueños, ambiciones y objetivos propios, que sólo tengan que ver contigo y no con otros.
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¿Sabes para qué es el famoso contacto cero?
Uno. Para dejar de cometer más y más errores, y eso, como ya dije, quizás, sí lo hiciste. ¡Felicidades!
Dos. Para demostrarle a esa persona, y a ti, que eres capaz de perderla y vivir perfectamente sin ella.
Para que, si se diera otra oportunidad, esta fuese en mejores condiciones, pero, aquí entre nos, en el fondo… ¿lo hiciste, lo demostraste, o por lo menos te lo demostraste a ti?
Si eso fuera verdad, esa persona, y tu tóxica obsesión con ella, ya estaría superada.
Pero si no lo está, es que no aplicaste ningún contacto cero real, efectivo, ocupándote de ti mientras lo hacías.
Sólo seguiste con tu mirada, tu tiempo y tu atención fijos clavados 100% en esa persona, sólo que lo hacías, apretabas los dientes, y este tipo de actitudes engañosas hasta para ti mismo, no van a darte los resultados que quieres.
¿Sabes qué sí lo hará?, todo lo que te haga transformar tu valía, de escasa, a casi rozar y alcanzar tu mayor potencial.
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El contacto cero, es sólo un cinturón de seguridad para ti y tu valía, para evitar que tú y tu valía sigan despedazándose delante de esa persona.
¿Quieres que signifique algo mucho más radical y efectivo?, te lo repetiré.
Mientras “aplicas” cualquier clase de “contacto cero”, aprovecha cada maldito segundo, cada maldita oportunidad, y no desperdicies ninguna, de transformar una escasa valía, en otra que empiece a acercarse a rozar y alcanzar tu mayor potencial integral.
Si lo haces, a tal grado que al intentarlo, olvides, que lo estabas haciendo por alguien, entonces, ¡felicidades!, ahora sí puedes decir que lo estás haciendo bien.
Todo lo demás no sirve, y espero que por fin lo entiendas. Ve y mírate al espejo, empieza por ahí. ¡Arre!
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